La primera relación
sexual es una experiencia vital que requiere una serie de condiciones previas
que pocos adolescentes contemplan. Perder la virginidad no debe plantearse como
un reto, ni como una promesa, ni como una huida hacia adelante para evitar el
ridículo. Es imprescindible sentirse correspondido en el amor, y tomarse el
tiempo necesario para no realizar el acto sexual bajo presión ni con
sentimientos de culpabilidad. Usar la cabeza antes de acostarse con alguien
debería ser una obligación compartida por la pareja que se inicia en el amor
sexual, para no correr así riesgos innecesarios: embarazos prematuros, contagio
de enfermedades venéreas o grandes desilusiones. La información acerca de los
métodos anticonceptivos más seguros está al alcance de todos, aunque muchos
prefieren ignorarla creyendo que con la «marcha atrás» o el método Ogino no se
corre ningún peligro; sin embargo, eso no es cierto.
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